Donde hay un décimo, hay un sueño. Pero lo más hermoso de todo es que no soñamos solo para nosotros mismos. Soñamos también para los demás. Porque compartimos nuestra suerte, nuestro décimo o resguardo con la gente que queremos. Compartimos número con los compañeros de trabajo. Con Juan el de Bar. Con el grupo de padres del colegio. Con el primo segundo de Cáceres al que hace tanto que no ves pero al que Navidad tras Navidad le regalas un pedacito de tu sueño.
Ver la ilusión de miles de personas cuando salen con su decimo de Navidad, ya es un sueño. ¡Ponle número al tuyo!. Empieza acompartir tu sueño con quien más desees.
Ver la ilusión de miles de personas cuando salen con su decimo de Navidad, ya es un sueño. ¡Ponle número al tuyo!. Empieza acompartir tu sueño con quien más desees.